06 agosto 2011

Para mi tiene sentido...

Los días se hacen largos (sin duda)
El frío se pega a mi piel,
las palabras parecen haber estado en boca de todo ser humano que vivió antes que yo...
-y me enoja sentirme in-original...-

Y, de repente, sonrío al sorprenderme...
(al descubrir que aún tengo capacidad de sorpresa)
en aprender de gente que nació después que yo
...y asumir que la sabiduría de los años no es más que una ilusión, si uno no trabaja en ella...

y dejarme perder en la poesía de otros...
y esperar que su inspiración me enseñe a buscar la mía...

y ver inspiración divina,
no en las palabras,
no en los trazos,
no en las notas...
Sí en sabores,
sí en deportes,
sí en esquemas...

y, al fin y al cabo, estar orgullosa...
de lo que yo se

crear.

28 julio 2011

A veces, por ser mujer...

Me siento tal y como este día:
pesada, húmeda,
gris, odiosa,
cerrada, enredada,
lenta, fría,
quejosa, ruidosa,
agotada, triste,
débil, llorona,
somnolienta, soñadora...
Queriendo cerrar los ojos
y que sea mañana.

*Lechuza

A mis queridos lectores masculinos: lo siento, así se siente reglar...

04 julio 2011

Narciso o el hombre sanguijuela

A veces sus ojos eran verdes, a veces azul cielo, a veces café brillante,
pero siempre me confundían y casi me convencían
de ver lo que él veía,
de creer en su reflejo.

De pensar que estaba bien dar todo y esperar poco a cambio.
De confiar, seguir y admirar ese reflejo,
de creer que era un privilegio el simple hecho de poder observarlo.

Su reflejo era tan grande que nada más abarcaba,
ni el mío, ni el tuyo, ni el de nadie más:
anulaba todo lo que rodeaba la laguna pobre que era su imaginación.
Y buscaba encerrarme en esa laguna,
sin que me diera cuenta de la trampa:
una arena movediza, en lugar de un lago cristalino,
en la cual el reflejo gigante se estampó, se endureció y formó una escultura falsa, una criatura deformada,
que en realidad no era reflejo de nada,
más que de sus delirios.

Y tanto me enceguecía su luz,
que yo caía de arena en arena,
hundiéndome, por no tener el cuidado de observar mejor,
de apreciar más allá, de ver que nada era más que un triste convencimiento.

Hasta un encuentro fortuito,
una suerte del destino,
que me permitió dejar de ser Echo,
y liberarme de una locura ajena,
al abrir mi mente y mi corazón,
al dejar de buscar reflejos en esa posa,
salir de ese monte perdido y
llevarme la inesperada sorpresa
de que en el mundo existe gente... Real.


*Lechuza

Ps. Va por vos, que me hiciste ver más allá, y por mi amiga Lucía, que también, al fin, se liberó de una seguidilla de sanguijuelas...

16 junio 2011

Mi Buenos Aires Querido

Que esta ciudad me mostró,
al nacer el otoño de 1987,
la luz del sol por primera vez;
la maravilla del aire en mi pecho,
el horror del caos del mundo,
las nubes, la lluvia, la Luna y las estrellas...

Que he negado de un patriotismo que no me corresponde toda mi vida.

Pero, cerca del Abasto lloré mis primeras lágrimas,
sentí mis primeros dolores
y amé a mi devota madre y su pecho.

Y, hasta hoy, como un imán,
Buenos Aires me llama,
para escapar de mi realidad,
para perderme en sus rincones y mercados,
para decorar mi vida con pequeñeces de San Telmo
y volver al Cementerio de La Recoleta,
donde la muerte no se siente como muerte, sino como paz;
para reunirme conmigo misma en la historia
y planear ser leyenda y no-leyenda;
y recordar, aún, las lágrimas, el dolor, de un país en caos.

*Lechuza
5 de junio de 2011

30 mayo 2011

Hay veces

Cuando lo único que se puede hacer es escribir...
que la lluvia me recuerda a mi misma
que el otoño es lento y a veces doloroso
que a veces tiemblo y caigo como las hojas
que se me amarga el pecho y no puedo decir nada
y estar quieta parece ser la única solución.

Pero la solución es salir y correr
salir y que la lluvia me haga sonreír
que la humedad me recuerde la vida
que el frío me traiga la verdad
(y que la verdad me acerque a ti).

*L

19 mayo 2011

En tránsito

El tiempo se detiene
El mundo ya no gira
El Sol duda
La Tierra se calla
Yo me callo
porque el Universo es demasiado vasto,
porque la melancolía es demasiado cruda,
porque el recuerdo es demasiado real
para resumirlo en palabras.


*L

15 mayo 2011

Mi hogar de Lechuza

A veces, cuando escribo, o simplemente cuando miro por la ventana de un tren, un bus, un avión;
me quiero creer un caracol: pequeño ser nómade con su hogar a cuestas.

Mi hogar soy yo... y una pequeña extensión resumida en mi gran maleta rosada. La que me ha acompañado en tantas vueltas, la que está toda sucia y se ha roto varias veces. La que descansó y fue juntando cachibaches durante cuatro meses, abajo de mi cama en Londres. La que arrastró montones de nieve por las calles de París. La que se rompió en una estación de tren y me sirvió de asiento en varios caminos. La que paseé por el metro de Santiago una tarde en que mi ciudad me trató como extranjera y sin recepción alguna en el aeropuerto de Pudahuel. La que la gente a veces mira medio extrañada, pero que a mi me llena de orgullo.

Y ahora pienso: definitivamente, no soy el tipo de persona que podría andar por la vida con una maleta común y corriente... Y ya mismo pido perdón, porque me suena abrumadoramente prejuicioso haber utilizado la expresión "el tipo de persona"... Aunque es cierto que no soy como unos, y sí como otros... (¿Soy como algunos cronopios cronopios?)

Hoy he despertado en casa y la maleta rosada está en el medio de mi cuarto... parece que me quiere decir algo, parece que se ríe un poco de mí... ella sabe que no es suficiente refugio para este caracol y yo me doy cuenta por la sonrisa que se me dibuja al ver mis paredes, mi cartelera, mis fotos, mis sábanas.... Aún mi living no tiene sillón, pero ya no puedo andar con mi hogar a cuestas, me veo obligada a confesarme a mi misma que me gusta cierta estabilidad, que no soy nómade, que necesito volver a mi espacio y a mi gata; y que (por lo menos para mí) la esencia de ser viajera está en tener un lugar dónde volver.

*L

Noche en mi tierra

He vuelto a casa, luego de un mes por mi Chilito lindo. Reviso el cuaderno que me acompañaba en la cartera y creo que vale la pena rescatar esto:


El grito de un ave en la niebla rompe la densidad del aire, sube perdido por el monte...

Ciento-un imágenes sin posible descripción: un país triste, un país de plástico, un todo de brillantina y, debajo, escondido, el dolor, el olor a tierra húmeda, las flores muertas, el murmullo del río... y almas en vela... ¿Esperando la paz? O, quizá, sólo el amanecer, para evaporarse con las nubes, para dejarme ver el mar, para mostrarme el futuro.


*Lechuza

02 mayo 2011

Escape

De repente: hastío.
De la falsedad.
Del materialismo.
De tanto brillo,
brillo que no comprende nada,
sólo ciega y no deja ver con claridad lo que hay detrás:
detrás no hay nada.
Absolutamente nada.

¿Dónde hay algo más?
Por ahora sólo se que en el fondo de "mí misma",
en la paz de respirar profundo.
(Y en la esperanza aquella que a veces me encierra...)

Vuelvo a encontrarme con algo más real que yo,
no allá, en el fin del mundo;
no allá, del otro lado del Océano;
no en un rezo,
no en un abrazo,
sí en la convicción profunda
de que no necesito más
que esta alegría de seguir mi corazón,
de estar haciendo lo correcto.

*L

16 abril 2011

Porque no quiero

El día que te fuiste
me pediste una única cosa

y aún no puedo cumplir.


*L

13 abril 2011

De desvaríos varios

Todas las mañanas en el ómnibus (cuando el dolor de mi hombro no me permite meter a Tolstoi en la cartera) disfruto de mirar mil y una cosas por la ventana. Entre esas mil y una cosas, una de mis favoritas son las casas de muebles y siempre pienso que debería comprarme un sillón: tengo vistos varios preciosos y el colchón roto en mi living no da para mucho más, pero aquí sigue... y hoy me pregunté: ¿por qué no he tomado la decisión y comprado un sillón de una buena vez?
Sin querer queriendo se me vino a la cabeza una de mis frases favoritas de mi película favorita (lo siento, se que me reitero), Holly Golightly explica a Paul Varjak por qué no hay muebles en su casa: "(...) If I could find a real-life place that'd make me feel like Tiffany's, then - then I'd buy some furniture and give the cat a name!"

-Sin negar mi gusto por las joyas, quisiera aclarar que mi "safe place" no es nada como Tiffany's... sino más bien como L'Orangerie: la paz entre cuadros de Monet... -

Pero bueno, me quedó ese gusto amargo del "I don't want to own anything until I find a place where me and things go together. I'm not sure where that is but I know what it is like. It's like Tiffany's."

Se que, por suerte, en nada me parezco a Holly: aunque a veces suene bien la idea de tener una tarjeta de visita que diga "(Mi Nombre) - Viajera" (como en el cuento de Capote, Breakfast at Tiffany's, cuyo final es mucho más crudo, triste y realista que la película), ella y yo no tenemos nada que ver, entre muchas cosas: me falta glamour, me falta frialdad, me sobra romanticismo...

Pero el lenguaje es acotado, las palabras que pusieron en su boca me llegaron, porque mi vida también es inestable, porque ando buscando algo que no se que es... ¿Encontraré algún día un sitio en que las cosas hagan sentido? ¿Por qué suelo sentirme cómoda, pero no del todo: por qué no me decido de una vez a comprar un sillón? Se que la vida no se resuelve besando a Paul Varjak bajo la lluvia de Manhattan, pero aquí sigo.... buscando "algo más"....


*Lechuza


Solo para no asustaros: mi casa sí tiene muebles, mi gata sí tiene nombre y juro que no estoy loca, soy mucho más normal de lo que creo y de lo que me gustaría ;)

31 marzo 2011

Uno de muchos recuerdos...

Hace ya más de dos años conocí una mujer española en un tren, cuyas palabras nunca olvidaré: "Viajando, es que te pasan las cosas".

Era enero y la nieve cubría Europa, el tren había demorado más de tres horas en salir de París, una francesa petisa y arrugada me había gritado en francés por querer pagarle una taza de chocolate caliente, en la estación, con las últimas monedas que tenía...
Llegar a París ya había sido una odisea, arrastrando mi valija rosada gigante por un bus luxemburgués hasta la "gare" y luego esperando horas por un suicida en las líneas del tren.... sentada sobre mi valija, porque no había más lugar...

Volviendo a esa mañana de nieve, supe que algo malo estaban relatando por los parlantes en francés, pero definitivamente no sabía qué. La española me explicó, que no llegaríamos a Irún, que el tren estaba atrasado y era imposible llegar a la conexión a Madrid...

Para hacer un cuento largo, muy corto, terminé en un taxi con 4 franceses de Irún a San Sebastián; por única vez en mi vida fui consciente de correr para cruzar una calle llena de autos andando y no me importó la posibilidad de fallar el intento, tiré mi valija por unas escaleras, corrí, grité y pataleé y las puertas del tren se cerraron en mi cara y volví a patalear y, llorando, empecé a tirar cosas al tren.... (desesperada?) y empecé a caminar sola por San Sebastián.... Y noté lo hermosa que era la ciudad y el río y la Luna y una mujer me vio con cara de desolación y me abrazó "niña, qué pasa?" y me ayudó a encontrar el camino y amé estar al fin en un país con mi mismo idioma y lamenté no poder quedarme más, pero realmente tenía que llegar a Madrid, y no llegué a Atocha, pero si a una estación de buses bastante céntrica sólo dos horas después que "mi" tren... Y seguía nevando en la península y los vuelos no salían hacia ninguna parte y no me importaba, porque estaba al fin con él... al fin en sus brazos... al fin en la ciudad más romántica de Europa... (vengan ahora las lapidaciones!)

"Viajando es que te pasan las cosas"...
Quizá, para que la vida no sea una pérdida, hay que tomársela siempre como un viaje, aunque no sea a un lugar exótico o lejano, pero sí un continuo paso hacia lo desconocido, o hacia el cambio, hacia otro "sitio" mental, emocional, profesional.... (y un gran etcétera)...
Desde muy pequeñita se que todo lo hago por seguir viajando.

*Lechuza

"Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos" - Galeano.

Concisa

Encontré el monstruo en el fondo del placard.

Y se acabaron las pesadillas.

20 marzo 2011

Muere el verano

Las alamedas se tiñeron de dorado.
El sauce dejó de llorar.

Música porteña y un regador.
Flores sin olor
y aire sin viento.
Nubes secas
y secas de sentimiento.
Un árbol que visito desde que era niña
y un monstruo de hormigón en medio de un antiguo paraíso olvidado.

La tierra se volvió a mover,
se escucha desde lo profundo un grito hondo,
se escucha desde las entrañas del mundo el recordatorio de que la historia sigue, con o sin nosotros:
El mundo creará montañas, fiordos e islas.
El tiempo formará y derretirá glaciares,
jugará con los colores en las rocas y en las arenas.
Lo hizo desde antes de que llegáramos y lo seguirá haciendo cuando no estemos.

Una nube que no es nube delata que hemos llegado a la capital.
El recuerdo del cultivo se contradice con la oda continua al consumismo.
Y de golpe nada parece tener mucho sentido.

Mientras tanto, la luna está casi llena y se asoma sobre los Andes, haciéndome un guiño.
Se acerca el día de un nuevo adiós y se me aprieta el pecho al entender
que conozco este lugar lo suficiente
como para saber que aún no quiero,
que aún no puedo,
volver.

20 febrero 2011

Narcóticos contra el mal de amor

Este post no trata sobre su título, sino de algunos resultados del mal de amor... o del bien de amor...

Yo no soy una persona muy musical, quiero decir: no entiendo nada de música, ni buena, ni mala, ni tonos, ni nada. Pero me gusta. Mucho. Me distrae día a día de un montón de cosas y me obliga a concientizar otras que a veces preferiría olvidar sólo por vaga...

Y entre muchas cosas que recurren en mi i-pod día a día, hay algunas listas de audio que me recuerdan a alguien, que surgieron porque me hacían pensar en alguien, o porque alguien me la "regaló", o que simplemente me trasladan a otra época, otro lugar, otras personas...

Cada cierto tiempo, vuelvo a repetir una en particular, una de mis favoritas.. Y que, al escuchar, no puedo evitar agradecer a quien me la regaló... además de una historia de fábula y recuerdos helados maravillosos, me regaló 20 canciones que a día de hoy me sacan miles de sonrisas y risas... Y este post surge del pensamiento, al escuchar esa música, de qué nos deja una relación; en términos puramente materiales este chico no me dejó mucho más que un piercing viejo que aún guardo en mi monedero y un porta retratos con una foto de una despedida en una estación de tren (dos recuerdos que adoro y cuido con todo mi ser)... En términos musicales, me dejó una extraña obsesión hacia el rap español y la felicidad de observar las caras confusas en los ómnibus montevideanos de una oficinista sudamericana escuchando a Nach Scratch... En términos poéticos, me dejó recuerdos de invierno y nieve y felicidad en Londres y Madrid (y pocos días con más felicidad de la que puedo pedir para el resto de mi vida...)

Otro hombre, en cambio, me dejó con la sensación de que estuve perdiendo seis meses de mi vida en nada... A veces, cuando tenía aún el odio vivo, soñaba despierta con gritarle a la cara que lo único bueno que quedó de nuestra relación fue el mate viejo de su madre (que aún uso)... Me dejó algo más: la angustia de escuchar canciones que, antes de él, me encantaban, pero que luego se convirtieron en "nuestras"... Silvio Rodríguez y Joaquín Sabina, a veces, aún, tienen su voz... Y ya no los escucho con angustia, y ya no tengo ganas de gritar nada... Pero su música "sabe" a él... está ahí... y me hacía sentir como una mujer con sombrero que murió... y no queda más nada... Los recuerdos de la angustia y la vergüenza y la humillación pueden borrar seis meses de felicidades diarias, mi memoria es selectiva y, de eso, ya no recuerda casi nada...

Antes de ellos dos, compartí más de cuatro años con un buen amigo que derivó en "algo más"... En cinco años de vida se acumula mucha porquería... cosas grandes y chicas, importantes y no tanto: regalos de cumpleaños, Navidad y San Valentín, tarjetas de aniversarios, papelitos de chocolates, peluches, recuerdos de viajes.... ¿Música? Música: mucha.. De todo tipo, de la romanticona del principio, de bailar en miles de fiestas, de compartir el día a día... Desde Alejandro Sanz hasta Madonna, en algún punto, alguna canción de toda una época puede traer un momento, una conversación.... Y música que hoy en día considero absolutamente "mía", pero que de golpe puedo darme cuenta que en un momento fue "nuestra"... qué más da...
El fin de semana pasado también me di cuenta de que, aunque no lo quiera, él está por toda mi casa, en adornos, en cuadros que hicimos juntos, en regalos de sus padres, en mil y una cosas que hoy son MI vida, pero que en otro momento fueron otra cosa... Aunque a veces quisiera negarlo, el tiempo es mucho y muy pesado, y no se puede, la raíz de mucho de mí viene de eso que fui con él... Y nada de esto que escribo implica ningún sentimiento romántico... Sólo implica realidad, saber de dónde vienes: no se puede encarar el presente sin ese conocimiento...

De este último pensamiento quiero redondear todo lo que he escrito: no soy una persona que esté todo el día pensando en antiguos amores, pero a la hora de escribir, se me vienen a la cabeza. Me sale mejor escribir de ellos que de amores potenciales, o de sueños vacíos, nubes en el aire que se me escapan día tras día, hora tras hora, sin rumbo ("como pompas de jabón", Sui Generis es música "mía" JA! ...y de mi madre... a la mierda con Freud... este paréntesis acaba de crear necesidad de un nuevo post...)

*Lechuza

25 enero 2011

The mean reds*

Hace mucho tiempo ya, que se que no te quiero;
ya no es amor,
ya no es tristeza,
ya no es rabia.

En esa última frase mentí.
Sí, es rabia.

Es rabia de que aún surja esa fuerza incontrolable dentro mío...
de querer golpear algo o a alguien,
de querer romper en llanto, porque siento los ojos rojos del odio;
de querer gritarte a la cara todo lo que nunca pude...

Sólo por tu cara, tu voz o
sólo por saber tu presencia...

Me invadió un espíritu de odio el cuerpo,
como si me estuviera por venir la regla, pero no era eso...
Me invadió un cansancio incontrolable,
Me invadió un horror inmenso,
pero no era un ataque de pánico:
era un ataque de ira.

Pido disculpas a mis lectores por volver a escribir de amor,
a mi también me aburre a estas alturas;
¿Por qué son estas las pequeñas cosas que me hacen querer escribir?...
yo también quiero leer sobre algo más...


*Lechuza

12 enero 2011

De veranos lejanos

Ver que tengo 0 entradas en 2011 me hace sentir obligada a escribir....
Pero el verano me atonta, me roba las palabras y me hace pensar que la vida así no tiene mucho sentido, porque necesito el frío para ponerme a filosofar y (más bien) divagar...
Hasta que llega una lluvia veraniega y me alegra la tarde:

El olor a tierra húmeda me recuerda a mi infancia,
a tardes con los pies en el barro,
a carcajadas con mis primas en el ruido santiaguino,
el olor a pasto, una chinita (léase: mariquita, o "san antonio", según la zona de nuestro continente que corresponda).
Mariposas,
viento,
mi pelo enredado,
el agua helada de un lago sureño partiéndome los huesos,
el sol en la piel y los pies en arena negra, de nuestras playas del sur,
decoradas por lavas derretidas y pulidas por los siglos...

Y, de repente me pongo a pensar,
de todas las playas que he pisado,
con todas sus variedades y exotismos,
ninguna recuerdo más ni mejor que la de Coñaripe,
a orillas del lago Calafquén:
Mi viejo bajo una sombrilla leyendo un libro,
yo tomando un helado Savory
o persiguiendo al hombre con el carrito para hacer algodones de azúcar...
las piedras en los pies, el agua helada,
huir hacia el centro del lago en un bote inflable...
Y las montañas alrededor,
con mil y una formas,
con bosques llenos de peligros...
La tristeza de los incendios forestales...

Y, con mis amigos, perdernos por la isla Llancahue,
buscando mil y una aventuras:
huir de enjambres de abejas, perros salvajes y toros,
tomar agua del río helado en una taza vieja,
jugar a la pelota horas y horas bajo el sol,
jugar a las escondidas de noche entre los árboles y aprovecharse de alguna luz casual que descubre todos los escondites...
y tirarnos horas a ver el cielo más estrellado,
(cazar estrellas fugaces y pedirles deseos ya olvidados).
Y que no me discutan que los cielos del norte son los mejores:
allá en la IV región, junto a los grandes telescopios que miran a lo lejos,
he visto cielos preciosos, sin duda,
pero no se comparan con la grandeza que se percibe después del paralelo 38,
donde se nota en las estrellas la curvatura de la Tierra,
la Cruz del Sur está cada vez más cerca y parece que caerás al fin del mundo
(o el comienzo del mundo, como dice un querido amigo, qué más da!)

Cada mañana, llueva o salga el sol, Montevideo me sonríe;
mi querida ciudad me lleva feliz por la vida...
Creo que somos las dos cómplices de algo y,
sin embargo, ninguna de las dos sabe de qué...
Nos entendemos, al fin y al cabo...
La lluvia montevideana de verano hoy me trajo recuerdos inesperados,
para sacarme en cara, sin darme cuenta,
que tuve una infancia privilegiada:
crecí con miedo a que un puma saltará del bosque, mientras jugaba con hadas y duendes...
Y creo que sólo los niños del sur de mi país pueden saber a qué me refiero...