21 diciembre 2012

Si hoy se acabara el mundo, lo que lamentaría sería no haber escrito un poco más...
No haber inventado por lo menos una nueva frase,
No haber unido otras dos oraciones,
No haber gritado otra idea,
No haber jugado con otro adjetivo, con otro verbo, con otra forma...

No haber intentado perdurar el mundo en un último suspiro de poesía.

Si hoy se me acabara la vida, lo que me dolería sería no haberte besado una vez más...
No haber dormido otra noche sobre tu pecho,
No haber acariciado otra vez a mi madre,
No haber abrazado nuevamente un niño con todas mis fuerzas,
No haber expresado todo lo que siente mi pecho...

No haber insistido en replicar la vida en un último grito de amor.

Si hoy se acabaran las oportunidades...
Si hoy se acabaran las opciones...
Si no hubiera más caminos, ni destinos, ni tiempo...
En el fondo sólo lamentaría no haber amado con más fuerza... No haber creado con más dedicación... No haber dejado una huella más allá de mi misma.... No haber plantado en otro ser una semilla, un impulso... para que el mundo crezca de nuevo... mañana, cuando vuelva a amanecer.

08 octubre 2012

Compromisos...


Estoy en un salón de baile, copa en mano, y se que en teoría debería estar de festejo, pero me quedo con la mirada colgada, abstraída en mis pensamientos... Me pregunto de repente qué es lo que motiva a un grupo de mujeres a perder el control frente a una amiga vestida de blanco…

Es un espectáculo más que interesante; los detalles previos anunciaban el desenlace: cada una compró un vestido especial para la ocasión, gastó una cantidad significativa en peluquería y maquillaje, algunas incluso en broncear su piel, cuidaron su alimentación por semanas y esperaron con nervios casi propios el día tan deseado… Entre todas prepararon una fiesta de “despedida”… Despedida ¿de qué?, digo yo, si la joven no se va a ningún lado! Ahh, pero deja de ser soltera…

Deja de ser soltera y sus amigas se conmueven al pensar que dará ese paso que aún no les ha tocado… O le dan la bienvenida al otro lado, con brazos abiertos y llenas de absurdo orgullo… Y se suman hermanas, primas, tías y madres… Pero las que terminan por perder el control hasta la locura son las amigas…

Me imagino el deleite que se darán los sociólogos y antropólogos ante todo esto – algo así como los equipos de biólogos en la Antártida que observan con binoculares a las orcas en el mar –… Es que, realmente, creo que no hay comportamiento igual al del grupo de amigas de una novia en su día de bodas… La acompañan y ayudan y sirven en un rito único… Hay una dedicación y abnegación que sólo terminan llegado el momento del festejo, en que rompen en un estruendo único en el mundo…

Mientras observo me pregunto cuál será el móvil de tanto alboroto: si será genuina alegría o si será un anhelo empañado de envidia… Como los seres humanos nos caracterizamos por ser diferentes, supongo que no hay una única verdadera respuesta…

Me pregunto también, siempre que veo una pareja prometiéndose votos de amor eterno, si realmente esas dos personas piensan que estarán juntas en 20, 30, 40 ó 50 años… si realmente se dan cuenta de lo que están prometiendo… (Si es así, por lo menos alguna chance habrá de que lo logren…. Si no, a contar los días para ver otro corazón partío, despechado, cínico, dando tumbos por ahí…)

Y así sigo en la pista de baile... se me cuelga la mirada y nadie entiende por qué no bailo... es que no dejo de pensar en que bicho jodido que somos los seres humanos… Las ceremonias despiertan mi ojo crítico… mi escepticismo natural hacia las convenciones… Sin embargo, al terminar la noche, también me obligan a aceptar que tengo cariño por los ritos de mi propia cultura… que yo también quiero ponerme un vestido blanco y brindar con champán… que yo también quiero llegar a hacer una promesa con fe y seguridad... y que, en el fondo, aún me rompe el corazón saber que cuando llegue ese momento, él no estará prometiendo amor a una mujer vestida de blanco por primera vez...

08 julio 2012

No se si debería publicar esto... pero ahí va


Trato de aprender a llevarme con esta nueva soledad…
Con este peso en mi corazón que no conocía…
¿Qué no conocía?....
Que no quería conocer…
Hace tiempo está ahí… quieto, seco, fuerte…
Como un ancla ahogada en el fondo del río…
Sin ánimo de moverse…. Sin otro objeto que seguir pesando hacia el fondo…

Trato de llevarme con esta soledad que no es nueva, que en realidad lleva ahí mucho tiempo,
Que he intentado no ver, pero que de repente me veo obligada a aceptar…
No me lo puedo seguir negando a mí misma, no tiene sentido…
Ya no hay nada por ganar, ni por perder…

Surrealista suena aquella vieja frase de que los amigos son la familia que uno elige…
Surrealista me parece hablar de amistad verdadera…
Siento que mi corazón ya no puede confiar en nadie de esa manera…
Ya no puede sentir sino angustia y vacío al ver esas caras…
Se me seca la boca, se me van las palabras…
Se me nubla la vista y se me desinfla el pecho…

Ya no queda nada.
Salvo la duda, de si realmente hice el esfuerzo… si me rendí demasiado rápido… si fue todo culpa mía…
No, no queda nada:
No hay más energía, no hay más deseo, no hay más batallas que luchar, no hay más palabras que decir, no hay más abrazos que abrazar…
Entre nosotras ya no queda nada.
Nada más que soledad.

*Lechuza
18 de junio de 2012