Te soñé sonriendo,
corriendo hasta mis brazos sobre el pasto mojado...
Te susurré poemas de amor y cuentos de pájaros...
Te imaginé estornudando,
arrugando la nariz y las cejas,
resoplando sobre mi pecho...
Te cuidé con miel y laurel y canciones de mi tierra...
Te vi del otro lado del vidrio,
golpeando la ventana,
pidiéndome un beso, agitando tus brazos...
Te dí todo mi aire, mi piel y mi voz...
Me envenené con tu olor,
me ahogué en tu mirada,
me perdí en el momento en que dijiste mi nombre...
Observé todo lo que imagino y todo lo que no puedo imaginar,
todo lo que será sorpresa y todo lo que no podrá sorprenderme...
Te vestí del color del sol y te perfumé con el viento,
Te regalé coronas silvestres y recetas de mi abuela,
Te di todo lo que he sido y todo lo que puedo llegar a ser...
Te puse el nombre más perfecto...
Y dudé al despertar...
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