Eres tan triste, Chile,
que me dueles en la piel,
en cada hueso,
que me dueles en la piel,
en cada hueso,
en la arruga entre mis ojos...
En espasmos descontrolados;
el aire en mi garganta
el aire en mi garganta
el hueco de tu ausencia
este nido en mi pecho...
Eres tan triste, Chile,
que me enluto en el sueño de tu nieve,
que me enluto en el sueño de tu nieve,
se me pierde la esperanza
en la ilusión de tus copihues...
Y me pierdo,
otra vez,
apátrida,
en desconsuelo.
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