El verano lleva mi apellido en los labios, el sol en mi piel traza un dibujo de mi familia y marca viva la tristeza del campo de mi país... El canto de los pájaros me saca de mi propia conciencia y me pierde en un rincón lejano del cielo... Las micros y las bocinas me erizan la piel y mi cabeza no para... Y yo no se cómo parar, cómo detener el tiempo en un grito, en un segundo, en un rincón del mundo, que me permita explicar a otros este nudo de sensaciones, de recuerdos, de nostalgia, de vida, que me aceleran el corazón.
*Lechuza
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