14 marzo 2010

Little holes

Hoy sentí como si llegara por primera vez:
por un momento, miré la ciudad de perfil y me pareció desconocida,
empecé a navegar sus calles con mirada de extranjera,
a disfrutar sus rincones y sus esquinas como si nunca los hubiera visto...
Y no. Y de repente, esa pesadez en mi corazón que siento
cuando amo demasiado,
esa sensación en el pecho que me reafirma que realmente estoy amando....

Y llegar a mi barrio y observar sus rincones,
este pedazo de mundo que recorro desde los 16 años como una niña enamorada,
siempre dando vuelta a cada esquina con ansiedad y felicidad y esperanza y la ilusión de una sonrisa...
y sigue la fuerza al lado de mi pulmón,
la puedo tocar, la puedo sentir con mi mano,
la prueba de este amor profundo,
de esta felicidad profunda,
de esta convicción profunda
de que estoy en el lugar correcto, en el momento correcto.





*Post-data (6 de marzo de 2011): releyendo este post, creo que no queda del todo claro algo que quise decir (y pasada esta fecha, dudo que alguien llegue a leerlo pero, de todas maneras, quiero reivindicarme): al usar la palabra "amor" en este texto, al escribirlo y al releerlo, siempre fue pensando en amor a la vida, a mi vida, y a mi ciudad, y al mundo... No se oculta acá ningún misterio, ni ninguna persona con nombre y apellido; sólo ese aire que te pega en la cara cuando hay viento y te hace sentir abrazada por el mundo... A ese "amor profundo" es que refiero; eso es lo que siento cuando "amo demasiado".

No hay comentarios: